abril 2017
«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

23.4.17
Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida. De nuevo están reunidos, pero no está con ellos Jesús. En al comunidad hay un vacío que nadie puede llenar. Les falta Jesús. ¿A quién seguirán ahora? ¿Qué podrán hacer sin él? «Está anocheciendo» en Jerusalén y también en el corazón de los discípulos.



Dentro de la casa, están «con las puertas cerradas». Es una comunidad sin misión y sin horizonte, encerrada en sí misma, sin capacidad de acogida. Nadie piensa ya en salir por los caminos a anunciar el reino de Dios y curar la vida. Con las puertas cerradas no es posible acercarse al sufrimiento de las gentes.

Los discípulos están llenos de «miedo a los judíos». Es una comunidad paralizada por el miedo, en actitud defensiva. Solo ven hostilidad y rechazo por todas partes. Con miedo no es posible amar el mundo como lo amaba Jesús, ni infundir en nadie aliento y esperanza.

De pronto, Jesús resucitado toma la iniciativa. Viene a rescatar a sus seguidores. «Entra en la casa y se pone en medio de ellos». La pequeña comunidad comienza a transformarse. Del miedo pasan a la paz que les infunde Jesús. De la oscuridad de la noche pasan a la alegría de volver a verlo lleno de vida. De las puertas cerradas van a pasar pronto a la apertura de la misión.

Jesús les habla poniendo en aquellos pobres hombres toda su confianza: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». No les dice a quién se han de acercar, qué han de anunciar ni cómo han de actuar. Ya lo han podido aprender de él por los caminos de Galilea. Serán en el mundo lo que ha sido él.

Jesús conoce la fragilidad de sus discípulos. Muchas veces les ha criticado su fe pequeña y vacilante. Necesitan la fuerza de su Espíritu para cumplir su misión. Por eso hace con ellos un gesto especial. No les impone las manos ni los bendice como a los enfermos. Exhala su aliento sobre ellos y les dice: «Recibid el Espíritu Santo».

Solo Jesús salvará a la Iglesia. Solo él nos liberará de los miedos que nos paralizan, romperá los esquemas aburridos en los que pretendemos encerrarlo, abrirá tantas puertas que hemos ido cerrando a lo largo de los siglos, enderezará tantos caminos que nos han desviado de él.

Lo que se nos pide es reavivar mucho más en toda la Iglesia la confianza en Jesús resucitado, movilizarnos para ponerlo sin miedo en el centro de nuestras parroquias y comunidades, y concentrar todas nuestras fuerzas en escuchar bien lo que su Espíritu nos está diciendo hoy a sus seguidores y seguidoras.

Texto de J. A. Págola 
Imagen de la Red.

16.4.17 , ,
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?»
«No está aquí.».

¡ HA RESUCITADO !




De acuerdo con los escritos cristianos, el Domingo de Pascua es el día en el cual Jesús salió de su sepulcro. Este hecho es fundamental para el cristianismo. La historia cuenta que en cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia. Mientras tanto, Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. El desconsuelo que habían tenido la noche anterior se transforma en un júbilo general. Rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos y todos permanecen con la Virgen en espera del gran momento de volver a encontrarse con el Señor.


Señor resucitado   

Tú vives, has resucitado de entre los muertos.
Tú vives, la muerte ha sido vencida.
Tú vives, la vida es más grande que la muerte.
Tú vives, primicia de todos los vivos.
Tú vives, y eres la vida.
Tú vives, tu carne no ha conocido la corrupción.
Tú vives, no has sido abandonado a la muerte.
Tú vives, y nos enseñas el camino de la vida.
Señor resucitado, sé nuestra fuerza, nuestra vida.
Señor resucitado,
danos la alegría de vivir.
Señor resucitado,
enséñanos a caminar como hermanos a tu encuentro.
Señor resucitado,
haz de nosotros una comunidad en marcha,
una comunidad viva y de vida.
Señor resucitado,
pon calor en nuestros corazones.
Señor resucitado,
pon claridad en nuestros ojos de creyentes.
Señor resucitado,
pon humildad en nuestra vida entera.
para reconocerte como vivo.
Señor resucitado,
pon espíritu en nuestra alma
para confesarte delante de todos con valentía.

¡ FELIZ PASCUA DEL SEÑOR !

3.4.17 , , , , ,
Dia grande en la Hermandad, con altísima participación de hermanos, el que vivimos ayer domingo 2 de abril celebrando nuestra Función Principal de Instituto. El quinto domingo de cueresma se va afianzando cada vez más como el dia más importante de nuestra corporación junto al Viernes de Dolores y el Miércoles Santo.

La fiesta litúrgica que auna y nos acerca a Jesucristo y a su bendita Madre es la base para una convivencia fraternal entre todos nuestros miembros que a la vez nos une en armonía y comunión a la Iglesia misma.

La devoción se palpó en el ambiente y al final como no puede ser de otra forma, tuvimos unos momentos de asueto y pudimos departir con un desayuno en el marco incomparable de la Casa Ordoñez, amablemente cedida para tal fin por las autoridades locales.

Os dejamos a continuación el reportaje fotográfico que hicimos para que nuestros hermanos puedan seguir disfrutando de nuestros Titulares .


Ahora solo cabe esperar la llegada del Viernes de Dolores cuando nos volveremos a reunir entrono a María Santísima del Mayor Dolor para rezarle y celebrarle la intercesión que nos brinda al Hijo de Dios.


Anfora y Corazón

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