octubre 2014
«El que venga a mi, no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed.» (Jn 6,35)

31.10.14
La fiesta de todos los santos es la fiesta de multitud de hermanos y hermanas nuestros que viven ya el gozo de la presencia de Dios. Y hay que diferenciarla muy bien del día de los difuntos. Este día de todos los santos es un día de fiesta, no de luto. Por eso el evangelio nos habla de un camino de felicidad y de dicha: las bienaventuranzas.



Las bienaventuranzas nos transmiten un mensaje, la buena noticia del amor misericordioso y fiel de Dios hacia todos nosotros, especialmente hacia los más pobres, hacia los que lo pasan mal, hacia los últimos de este mundo. Conviene aclarar que la palabra “dichosos” no significa que se lo han pasado extraordinariamente bien, sino que han sabido entender que, desde su situación, era una bendición poder estar comprometidos, es decir, amando en profundidad, y conociendo mejor el significado del Reino de Dios. Estas situaciones que nos describe el evangelio son situaciones de lucha, de carencia, de limitación, pero llenas de esperanza y, por eso, dichosas.

Los santos son aquellas personas que, en su momento histórico y con su forma de ser, han respondido a la llamada del Evangelio y han convertido su vida en una buena noticia para todas las generaciones. Como decía Santa Teresa de Jesús: “la santidad no consiste en hacer cada día cosas más difíciles, sino hacer cada día las cosas con más amor”. Ese es el gran esfuerzo que nos pide Dios y al que nos llama para alcanzar la santidad.

Porque todos estamos llamados a la santidad. Pero no nosotros solos, cada uno por nuestra cuenta, sino en comunidad, en Iglesia. Por eso el día que nos bautizaron recibimos la gracia para vivir la santidad cada día de nuestra vida. No hay ningún santo, a excepción de la Virgen María, que no haya conocido el pecado, que no haya pecado alguna vez en su vida. El reto está en saber vivir la conversión del corazón, en cambiar nuestro corazón de piedra por un corazón de carne que sepa amar, amar como Jesús, amar hasta el extremo, amar incluso a los que no nos aman, ni nos caen bien.

Hoy, por la Eucaristía, nos unimos a nuestra gran familia del cielo, a todos los santos y santas, estén o no en el calendario litúrgico, a muchos familiares y amigos nuestros que son santos porque están con Dios, aunque no aparezcan en ninguna peana de ninguna Iglesia y aunque nadie los nombre en el calendario litúrgico. Ellos interceden por nosotros hoy y siempre para que vivamos más intensamente nuestra unión con Cristo. La santidad es vivir unidos a Jesús. La santidad es amar como Jesús. Amar cada día, en cada cosa, en cada momento, a cada persona, “hacer cada día las cosas con más amor”, como decía Santa Teresa.

Que todos los santos (así se llama la fiesta de hoy) intercedan por nosotros en esta Eucaristía y nos ayuden en el camino de la vida a alcanzar la santidad, como ellos lo hicieron.



29.10.14 , ,
Hace unos días fue bendecido por nuestro Director Espiritual, un regalo muy especial que nuestras Camareras han querido hacerle a la Virgen del Carmen. Se trata de una saya y manto para nuestra Virgencita, que aunque pequeña en tamaño, ocupa un lugar muy destacado entre los miembros de nuestra Corporación.

Picar en la imagen para ver mas instantáneas

Tendremos que esperar al tiempo de Adviento para que lo estrene, pero sin duda lucirá contenta del cariño que le tenemos todos los bornenses desde que hace siglos llegó a la Iglesia de la Resurrección.


23.10.14

El mandamiento más importante es el amor. Eso lo tenemos claro los cristianos, por lo menos en la teoría. Jesús le dio una doble dirección a este amor: hacia Dios y hacia los demás. Si falta alguna de las dos cosas, no es el amor del evangelio. Si amamos a Dios, pero no a nuestros hermanos, o al revés, algo no concuerda con el mandamiento de Jesús.



Algo así les debía pasar a los fariseos, que se las daban de tener “buen rollo” con Dios, pero a las personas las trataban fatal. Precisamente son ellos los que se acercan a Jesús. Pero no lo hacen con buena intención, sino para ponerlo a prueba: “¿Cuál es el mandamiento más importante?”, le preguntan. La verdad es que a Jesús le ponían sobre la mesa las preguntas más difíciles. La semana pasada, si recordáis, le preguntaron si había que pagar impuestos a Roma. Y hoy esta.

Pero Jesús está preparado para todo y tiene todas las respuestas. Él les contesta con el cariño y el amor que ellos no han tenido al preguntarle: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser… Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es un amor en doble dirección: vertical, es decir, hacia el cielo, hacia Dios; y horizontal, hacia los demás, hacia los hermanos. Amar a Dios es vivir conforme a su voluntad. Y en el proyecto de amor de Dios están los más pobres. Así lo dice la lectura del Éxodo que hemos escuchado: “No oprimirás ni vejarás al forastero… no explotarás a viudas ni a huérfanos… No serás un usurero… Si gritan a mi yo los escucharé… Yo soy compasivo”. Una vez más, vemos que para Dios todos somos importantes, pero que los más pobres tienen un lugar especial en su corazón. Por eso el que dice que le ama tiene que amarles también a ellos.

Pero para amar también es importante tener experiencia de amor, de sentirse amado. Conocer y experimentar el amor de Dios nos ayuda a poder compartirlo con los hermanos. Sentir que Dios nos ama incondicionalmente y nos perdona siempre, nos capacita para poder hacer lo mismo nosotros con los demás. El amor se hace así universal, sin fronteras, incluso a los enemigos, a los que no nos caen bien, a los que nos “hacen la puñeta”.

Para experimentar este amor y poder compartirlo, necesitamos estar cerca del que más nos quiere, cerca del Amor de los Amores, pasar ratos con Él, en su presencia, en la oración, escuchando su Palabra, para poder vivir la caridad con los demás, especialmente con los más pobres. Necesitamos que Dios entre en nuestro corazón y en nuestra vida, hasta los tuétanos, para que nuestra vida y nuestros actos sean reflejo y manifiesten ese amor.

Cuando venimos a la Eucaristía podemos experimentar ese AMOR con mayúsculas, el Amor más grande, el que lleva a dar la vida. Así nos quiere Dios. La Eucaristía es para nosotros la prueba del amor más grande. Por eso venimos a darle gracias, a llenarnos de ese amor, a disfrutarlo, para después compartirlo. En el amor no hay cumplimientos, ni obligaciones. Es gratuito y desinteresado. Así ha de ser también nuestro encuentro con Dios en la Eucaristía y nuestro trato con los hermanos en la vida. Pidamos a Dios que nos llene el corazón de su Amor para que todas las personas lo puedan conocer y experimentar a través nuestro.



19.10.14 ,
Esta mañana de domingo y después de la Eucaristía ha tenido lugar la igualá de las cuadrillas de nuestros Titulares en la Iglesia de la Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo. Tras unas breves palabras de bienvenida, se procedió al rezo de  Preces y se inició la primera toma de contacto de nuestros Hermanos Costaleros para el ejercicio que ahora comienza.



Nuestro Capataz Jose Rodriguez Buzón, dibujó las lineas maestras que los asistentes siguieron con mucho interés, demostrando que el compromiso adquirido el año pasado tiene continuidad en el tiempo con la incorporación de muchos miembros nuevos que intentan incorporarse al proyecto que iniciáramos en 2014.

El reto que la Corporación se marca, pasa por la formación de la nueva cuadrilla de María Santísima del Mayor Dolor, que será comandada por Manuel López García y el afianzamiento de la cuadrilla del Santísimo Cristo de la Flagelación.

A todos felicidades por seguir formando parte importante de nuestra gran familia y a los recién llegados desearles desde este espacio el mejor acogimiento. Que la ilusión, el trabajo, la seriedad y la fraternidad sea nuestra guía.


17.10.14
Hoy son dos los núcleos de esta celebración: por un lado, el evangelio, que nos habla de la fe y la política; y por otro lado el DOMUND, cuyo lema es “renace la alegría”. Y en mi cabeza, cuando he juntado política y misiones me ha venido al pensamiento África, y por consecuencia, todo lo que ha pasado con el Ébola. Cuando escribo estas palabras, han muerto por esta enfermedad dos sacerdotes españoles (que estaban en África), y hay una enfermera (que atendió a uno de ellos) ingresada grave en un Hospital de Madrid. Y las redes sociales y los medios de comunicación están “que arden” con todo este tema.

Estamos hablando solamente de España y de españoles, claro está. Porque de los pobres africanos que mueren todos los días nadie habla. Se ve que esos, como son negros y están en África, no tienen dignidad. Gracias a Dios que existen misioneros y cooperantes, como estos dos sacerdotes (que han muerto entregando su vida por esos “sin-dignidad”) y muchos otros sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos, que les recuerdan a estas personas que son los preferidos de Dios, que Dios les ama a ellos de manera especial, precisamente porque nosotros no lo hacemos así.




¿Y cómo unimos esto con el evangelio, con esa frase de Jesús tan oída de “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”? Hay que interpretar bien este evangelio porque puede parecer que Dios separa la religión y la política, y nada más lejos de la realidad. Si hacemos eso, estaremos sucumbiendo a un individualismo que se está metiendo en nuestra sociedad y que quiere meter la religiosidad en la vida privada y en el ámbito de lo personal. Pero eso no lo dice el evangelio por ningún sitio, al contrario, nos invita a ser “levadura en la masa”, es decir, a estar presentes en nuestra sociedad y hacerla crecer con los valores del evangelio. Precisamente, “dar al César lo suyo” significa trabajar por transformar la sociedad en la que vivimos. Y “dar a Dios lo suyo” exige interesarse por los derechos de los que son “hijos de Dios”, por muy pequeños que sean, por muy negra que sea su piel y por muy lejos que vivan, ya que conviven en esta sociedad nuestra y son imagen de ese Dios al que decimos querer tanto y al que nos encomendamos para que nos ayude en todo momento y situación.

Un último elemento es comentar el lema de esta Jornada del DOMUND: “renace la alegría”. Creo que, gracias a los que dedican su vida a la evangelización de los pueblos más pobres, la alegría de estas gentes renace cada día. No es una alegría material, por tener cosas, casas, coches, dinero… Como recuerda el Papa Francisco en el Mensaje para esta Jornada del DOMUND, la alegría más profunda de Jesús es constatar que sus discípulos participan de esta dinámica de conocer al Padre y de vivir como hermanos entre sí. Es la alegría del Evangelio que se revela a los más pobres y humildes, que la Iglesia debe testimoniar y realizar en este mundo y en esta sociedad en la que le ha tocado vivir. Dice el Papa Francisco que “todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización”.

Creo que un buen resumen de todo esto, y una llamada que nos hace hoy la Palabra de Dios, sería que los cristianos estemos más atentos a lo que pasa en nuestro mundo y a hacer de la política un servicio al bien común, que ayude a crear un mundo y una sociedad más humanos, para que todas las personas que vivimos en él seamos tratadas con respeto y con la dignidad de los hijos y las hijas de Dios. Si somos capaces de tomarnos esto en serio y de llevarlo a la práctica, seguramente nos seguirá importando mucho el ébola, el perro de la enfermera, o si los sacerdotes que estaban infectados tenían que haber venido aquí a curarse o no, pero nos importará más aún que nuestros hermanos y hermanas de África (y de cualquier otro lugar del mundo) tengan unas condiciones de vida dignas y saludables, como Dios quiere para todos sus hijos e hijas.

En esta Eucaristía pedimos por los misioneros y misioneras que están por el mundo contagiando la alegría del evangelio. Pero también pedimos por nosotros, para que también vivamos esa alegría y la llevemos a todas las personas que están a nuestro alrededor. Que el DOMUND no sea solo un donativo que damos para las misiones, sino un compromiso de insertar los valores del evangelio en nuestro mundo, como hizo Jesús.




9.10.14
La imagen del banquete de bodas es usada con frecuencia en la Biblia. De hecho, hoy aparece en la primera lectura, en el Salmo y en el propio Evangelio. El Reino de Dios es como una gran boda, pero una boda de verdad, no los “enredos” (por decirlo suavemente y sin más adjetivos) en los que se han convertido las bodas de hoy en día. Veámoslo.

De entrada, a esta “boda” o “banquete” (hablamos del Reino de Dios) se viene con invitación. Y por lo tanto, es gratuita. Somos invitados por el “Rey”, que es Dios, no por los méritos que hayamos hecho, sino por la generosidad del que nos invita. No hace falta entregar “sobre” a los novios, ni nada por el estilo. Simplemente hay que aceptar la invitación, cosa que no todos hacen (parece mentira, ¿eh? Con lo bien que “pinta” la cosa).

La respuesta a la invitación ha de ser coherente. No basta solo con la invitación para poder entrar. Hace falta un “vestido” que esté a la altura de las circunstancias, que no desdiga del acontecimiento que estamos celebrando. Y es que este “banquete de bodas” al que nos invita Dios es para celebrar el Amor, en concreto, ese gran amor del que San Juan dice: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo…”. Por lo tanto, a este banquete hay que ir con el “vestido del amor”, que supone vivir cada día el gozo del amor. O lo que es lo mismo, que nuestra fe y nuestra vida vayan íntimamente unidas.



Seguimos con este verdadero “banquete de bodas” que es el Reino de Dios. Aquí no hay lista de invitados, porque todos están invitados, buenos y malos. “Id ahora a los cruces de los camino y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda”. Todos son invitados por el “Rey”, porque Dios invita a todos a la fiesta de su amor, incluso a los que no esperan ser invitados porque no han hecho ningún mérito para ello. Hay unos invitados que son más “cercanos” al “Rey” y que se supone que van a participar, pero que rechazan la invitación. Sin embargo, aquellos más “alejados” la acogen con alegría.

El “banquete”, por supuesto, es espléndidamente generoso: “Preparará el Señor… para todos los pueblos… un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos”, dice el profeta Isaías en la primera lectura. El banquete es así de espléndido por la generosidad del que nos invita, que es Dios mismo, al que no podemos ganar en generosidad y que no escatima con nosotros, sus hijos, sus favoritos, especialmente si al banquete van los que están “en los cruces de los caminos”, los más pobres, los que no tienen ni reciben afecto alguno, y no tienen ni casa, ni trabajo. Porque por aquellos “caminos” a los que salieron a invitar no había otra clase de gente.

Y por último, en este “banquete de bodas” que es el Reino de Dios, Dios va a hacer algo espectacular, muy grande, a la altura de su amor y su generosidad. Dios “enjugará las lágrimas de todos los rostros”, porque “aniquilará la muerte para siempre”. Es un gran anuncio de esperanza y de paz para todas las personas. Es su gran acción, por amor a toda la humanidad. Es un banquete donde no habrá más llanto, ni luto, ni dolor, sino paz y alegría eternas. Es el gran gesto de nuestro Dios, infinitamente generoso y que nos ama con locura.

Dos aspectos a tener en cuenta para terminar esta reflexión. El primero sería si estamos dispuestos a acoger esta invitación que nos hace Dios. La respuesta parece que es que sí, porque estamos aquí, pero podríamos preguntarnos también que es lo que nos mueve a venir a este “banquete”. ¿Es el gozo del amor? ¿O es la rutina, la inercia, la costumbre, la obligación…? El segundo aspecto a tener en cuenta sería ver si estamos dispuestos a vivir en consonancia con lo que aquí estamos celebrando, es decir, si nuestro “traje de fiesta” es el adecuado para estar aquí, si la fe que aquí compartimos y celebramos la llevamos también a nuestra vida de cada día. Son dos cuestiones a las que nos invita a reflexionar hoy la Palabra de Dios.

De momento, la Mesa de la Eucaristía nos acerca un poco a ese banquete y nos ayuda a vivir la vida “alrededor de la Mesa”, donde Jesús nos alimenta para poder decir, como San Pablo: “todo lo puedo en aquel que me conforta”.

9.10.14 ,
En los días en los que miembros comunes de las dos Corporaciones han estado colaborando en las fiestas patronales, ha surgido la idea de celebrar este año dos zambombas conjuntas. Llegado el acuerdo formal entre la Cofradía del Santo Rosario y la de la Resurrección, se ha decidido celebrar los días 13 y 20 de diciembre sendas zambombas que ayudarán a sufragar en parte los gastos de nuestras Cofradías.

Siendo tiempo de Adviento en esas fechas,  hemos querido denominarlas del "Niño Jesús" y se celebrarán en el patio de la iglesia de la casa hermandad de la Resurrección a partir de las 21:00 horas, para que podamos recibir con alegría la venida de nuestro Salvador.



Tendremos para todos los asistentes numerosas actuaciones en directo que os iremos confirmando, así como fogatas, barra con precios económicos, etc...

Pasaremos buenos momentos. Te esperamos.


2.10.14 , , ,
La Banda de Música de la Asociación Musical "Juan Aguilar" de la vecina localidad de El Bosque y nuestra Corporación cerramos, ayer miércoles día 1 de octubre, un acuerdo por el que será la encargada de acompañar el próximo Miércoles Santo a María Santísima del Mayor Dolor.



Después de haber barajado otras posibilidades y teniendo en cuenta la buena Estación de Penitencia realizada el año anterior, se ha decidido que por tercer año consecutivo sea esta formación vecina la encargada de los sones que acompañarán a nuestra Amantísima Titular, que recordemos estrenará equipo de Capataces con cuadrilla renovada casi al completo, lo que nos permitirá sin duda disfrutar de una inolvidable jornada por la calles de nuestro Bornos.

Aunque conocida por nuestros Hermanos, recordar que fue fundada en 1987 y presentada en publico por primera vez el 24 de Marzo de 1991. En abril de 1997 dejo de ser Banda de Música y paso a denominarse Asociación Musical San Antonio. El 2 de Marzo de 2013 pasó a denominarse Asociación Musical "Juan Aguilar" en reconocimiento a la trayectoria y a la gran labor de su presidente y fundador Juan Aguilar Ramirez. En la actualidad cuenta con unos 45 componentes y tres profesores y con un aula de música que nutre de sabia nueva a la asociación.

Esperamos desde este espacio que la elección sea del agrado de nuestros Hermanos y de todos los bornenses, que los esperaremos con los brazos abiertos para que lo den todo por Nuestra Señora y Madre, María Santísima del Mayor Dolor.


1.10.14 ,
Esta tarde, en la festividad de Santa Teresa del Niño Jesús, nuestra Corporación ha participado como grupo de la Parroquia en la Solemne Novena que se oficia en honor de Nuestra Señora del Rosario. Como no puede ser de otra manera nos hemos sentido, si cabe, más hijos de María Santísima del Santo Rosario oyendo la visión de la Santa Normanda, Doctora de la Iglesia, que nos ha ofrecido con sencillez y cercanía el Sacerdote oficiante, Muy Ilustre Rvdo. Sr. D. Juan Celio Jacinto del Castillo Espinosa, párroco de la iglesia de Ntra. Sra. de la O de Sanlúcar de Barrameda y Canónico Prefecto de la S.I. Catedral de Jerez de la Frontera.

Como recuerdo de este momento y tras el término de la Eucaristía con el rezo cantado del Himno de Nuestra Patrona,  hemos querido tomar esta instantánea, a los pies de la Santísima Virgen, para el recuerdo y para que quienes no han podido asistir tengan constancia de los momentos vividos esta tarde noche.

Picar en la foto par ampliar.


Solo recordar a todos nuestros Hermanos que el próximo domingo día 5 a las 18:00 horas  la Santísima Virgen del Rosario recorrerá las siguientes calles de nuestro pueblo:  

IGLESIA PARROQUIAL -  NTRO. PADRE JESÚS NAZARENO - NTRA. SEÑORA DEL ROSARIO - PLZA. PÁRROCO JESÚS GONZÁLEZ -  RAMON Y CAJAL - VERACRUZ- SAN JERÓNIMO -  NTRO. PADRE JESÚS NAZARENO- PLAZA ALCALDE JOSÉ GONZÁLEZ - IGLESIA PARROQUIAL.


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